Nuestra vida se decide a sí
misma, se anticipa. No nos es dada hecha –como la trayectoria de la bala a que
aludí el día anterior. Pero consiste en decidirse porque vivir es hallarse en
un mundo no hermético, sino que ofrece siempre posibilidades. El mundo vital se
compone en cada instante para mí de un poder hacer esto o lo otro, no de un
tener que hacer por fuerza esto y solo esto. Por otra parte, esas posibilidades
no son ilimitadas –en tal caso no serían posibilidades concretas, sino la pura
indeterminación, y en un mundo de absoluta indeterminación, en que todo es
igualmente posible, no cabe decidirse por nada. Para que haya decisión tiene que haber a la vez limitación y
holgura, determinación relativa. Esto
expreso con la categoría ‘circunstancias’. La vida se encuentra siempre en
ciertas circunstancias, en una disposición en torno –circum- de las cosas y demás personas. No se vive en un mundo vago,
sino que el mundo vital es constitutivamente circunstancia, es este mundo,
aquí, ahora. Y circunstancia es algo determinado, cerrado, pero a la vez
abierto y con holgura interior, con hueco o concavidad donde moverse, donde
decidirse: la circunstancia es un cauce que la vida se va haciendo dentro de
una cuenca inexorable. Vivir es vivir aquí, ahora –el aquí y el ahora son rígidos, incanjeables, pero
amplios. Toda vida se decide a sí misma constante entre varias posibles. Astra inclinant, non trabunt- los astros
inducen pero no arrastran. Vida es, a la vez, fatalidad y libertad, es ser
libre dentro de una fatalidad dada. Esta fatalidad nos ofrece un repertorio de
posibilidades determinado, inexorable, es decir, nos ofrece diferentes
destinos. Nosotros aceptamos la fatalidad y en ella nos decidimos por un
destino. Vida es destino.
José
Ortega y Gasset. Obras completas.
1.a- Tema. El autor reflexiona sobre el significado de la vida y su relación
con la libertad y el destino.
1.b-Características.
El texto que vamos a analizar pertenece
a las Obras completas de José
Ortega y Gasset, filósofo y ensayista español
de la primera mitad del siglo XX. Se trata, por tanto, de un texto
humanístico del ámbito de la Filosofía,
disciplina que estudia los principios fundamentales del conocimiento
humano. Este fragmento presenta una
modalidad textual habitual en este tipo de textos, la modalidad
expositivo-argumentativa.
Dentro del plano pragmático,
observamos que el texto presenta un alto grado de coherencia, tanto global (por
la unidad del tema) como parcial (por su progresión y continuidad temática). Ortega y Gasset presenta su idea en
las primeras líneas (‘Nuestra vida se decide a sí misma, […] sino que ofrece
siempre posibilidades’); pasa luego a argumentar su tesis con una explicación
sobre todo aquello que condiciona la vida humana (‘las circunstancias’) y, al
final, confirma su idea inicial, ahora reforzada por el argumento, (‘Vida es, a
la vez, fatalidad y libertad, […] Nosotros aceptamos la fatalidad y en ella nos
decidimos por un destino. Vida es destino’). Sigue una estructura encuadrada,
en la proposición inicial da pie a una explicación que tiene también su
conclusión y esta conclusión es la tesis que se reafirma al final del texto: en
la presentación de la tesis, el autor comienza diciendo que la vida se
anticipa, sin embargo utiliza un ejemplo sencillo para explicar que la vida no
está predeterminada (‘como la trayectoria de la bala’), sino que elige entre
posibilidades.
La función del lenguaje dominante en el texto es la expresiva
pues es un fragmento con cierto nivel de
subjetividad en el que su autor plantea su punto de vista sobre la vida y el
destino. También tiene relevancia la función representativa o referencial, ya
que Ortega y Gasset trata de comunicar sus conocimientos y reflexiones,
haciendo referencia al mundo real (la vida y sus circunstancias).
Observamos
también un alto grado de cohesión en las
repeticiones léxicas constantes: vida,
vivir, determinación, circunstancias, fatalidad, destino, etc.; o en el uso
anafórico y deíctico del pronombre demostrativo neutro en Esto expreso con la categoría circunstancia. La presencia de este
pronombre sirve para recoger toda la información anterior y sintetizarla en una
palabra; por tanto contribuye a la continuidad temática del conjunto. También
destaca el uso anafórico del pronombre personal ella en referencia a la
fatalidad ya nombrada en varias ocasiones con anterioridad.
Otros mecanismos
que cohesionan el discurso son los marcadores que enlazan y presentan de manera
ordenada sus partes. Destacamos los marcadores que estructuran el discurso (Por otra parte) y el uso de conectores
consecutivos (es importante destacar este uso en ‘Y’, que al valor denotativo de adición se le suma un valor consecutivo: Y circunstancia es algo determinado>Por
tanto circunstancia es…) y argumentativos (Pero
consiste en decidirse…).
En el plano
fonético-fonológico destaca la utilización de la entonación
enunciativa, habitual en este tipo de textos, especialmente en los fragmentos
expositivos.
Desde el punto de vista
morfosintáctico, observamos que el sustantivo es la categoría
gramatical dominante. Las ideas generales giran en torno a sustantivos
abstractos: vida, categoría,
determinación, indeterminación, holgura, fatalidad, libertad, destino. El
uso de este tipo de sustantivos aporta al texto un grado de conceptualización
propia del discurso filosófico o reflexivo. El nivel de abstracción es tan alto
que provoca la sustantivación de infinitivos como ‘vivir’ o ‘tener’ y de
adverbios como ‘el aquí’ y ‘el ahora’.
El uso de adjetivos es limitado y con
valor siempre especificativo: relativa,
determinado, cerrado, interior, rígidos, incanjeables, inexorable, etc.
La abundancia de pronombres contribuye a
remarcar el tono poco concreto del texto: esto o lo otro, en algo para algo,
ante mí, la, lo, ellas, todo, etc. En esta misma línea destaca la presencia del
determinante indefinido ‘un’ y la escasez, en general, de otros determinantes
(excepto el uso del artículo para las sustantivaciones).
La profusión de verbos imprime vitalidad
y dinamismo. Destaca la existencia constante de infinitivos, que redundan en
ese carácter general de conceptualización y el uso del presente de indicativo
con valor atemporal.
Sobresale la presencia de perífrasis
modales, muestra del carácter subjetivo del texto ya que indican la actitud del
emisor. Son perífrasis del obligación y posibilidad: tener que hacer, tiene que haber, poder hacer.
Al final del cuerpo argumentativo
aparece una perífrasis aspectual durativa-la
circunstancia es un cauce que la vida se
va haciendo dentro de una cuenca inexorable- para reafirmar la vida como un
proceso que está en marcha y que se forma con libertad pero dentro de unos
límites.
La presencia del verbo ser a lo largo de todo el texto, es un
ejemplo más del carácter nominal y abstracto del mismo.
La mayoría de los verbos que aparecen
son de pensamiento o juicio, típicos de este tipo de textos, y muchos de ellos
aparecen en primera persona del singular o plural, lo que demuestra la
presencia constante del punto de vista del autor.
El uso de la primera persona del plural Nosotros aceptamos, decidimos,
etc. no debemos entenderlo solo como
un plural de modestia propio de este tipo de discursos. Es un procedimiento
típico de los textos argumentativos para involucrar al lector en las
conclusiones a las que ha llegado el autor tras su proceso reflexivo. El autor
no necesita ocultarse tras un plural, ya que no ha tenido inconveniente en usar
la primera persona del singular con anterioridad. En este uso subyace, por
tanto, cierta intención persuasiva.
La sintaxis del texto es compleja,
dominada por la yuxtaposición y la coordinación. Existen también subordinadas
temporales, causales y finales, necesarias para la expresión de procesos
reflexivos. Es una sintaxis rápida, por la abundancia de verbos y compleja por
su variedad.
En el plano léxico-semántico, el texto responde a un registro
culto, formal, propio del género al que pertenece, con un lenguaje cuidado y
dominio del código. Es un lenguaje
claro, preciso y con valor fundamentalmente denotativo.
No hay ningún campo semántico dominante
pero el texto gira en torno a dos palabras clave: ‘vida’ y ‘vivir’.
Ya hemos hecho alusión a la cantidad de
sustantivos abstractos presentes en el texto. Además, destacamos ahora el uso
de cultismos como: ‘fatalidad’ ya que se utiliza en su sentido etimológico de
‘destino’.
Aparecen tecnicismos propios de los
textos filosóficos como ‘inexorable’, ‘determinación’, ‘indeterminación’,
‘categoría’, etc.
En el texto encontramos dos latinismos,
ejemplos claros –de nuevo- de los textos filosóficos: circum y Astra inclinant, non
trabunt. El hecho de que el autor se apoye en expresiones latinas para
defender sus ideas es un procedimiento habitual en las argumentaciones, ya que
da carácter de autoridad al autor, al entender el latín como lengua de cultura.
Por último, citamos algunas figuras literarias que infieren subjetividad
al texto: aparece un símil (ya comentado en la presentación de la tesis); una
metáfora ‘la circunstancia es un cauce que la vida se va haciendo dentro de una
cuenca inexorable’; la antítesis o el
contraste ‘circunstancia es algo determinado, cerrado, pero a la vez abierto y
con holgura interior’ (no es una contradicción, ya que la circunstancia permite
la elección abierta dentro de unos límites). Y la sentencia final presentada
con una oración ecuativa: ‘Vida es destino’. El uso de sentencias en el
discurso humanístico es una marca clara de la actitud del emisor ante lo que
expone: su seguridad absoluta de haber llegado a una verdad absoluta.
1.c-Tipo de texto. Por todo lo expuesto podemos concluir que nos
encontramos ante un fragmento expositivo-argumentativo de un texto humanístico
de carácter filosófico que pertenece al género ensayístico ya que destaca el
enfoque personal que el autor imprime al
discurso. Ortega y Gasset nos permite observar
sus impresiones personales sobre la vida y el destino mediante la
exposición de un proceso reflexivo.
2-Resumen.
La vida se presenta como un proceso en el que el
individuo elige entre las posibilidades que el mundo le ofrece. Este ejercicio
de libertad, sin embargo, está influido por una serie de circunstancias en
torno a las que gira, relacionadas con las cosas y las personas. Cada persona
decide su vida pero en esta decisión también interviene el destino, la fatalidad,
aunque el hombre tiene capacidad para escoger entre varios destinos.
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